jueves, 18 de abril de 2013

Prólogo a SOL PARA LAS DOCE, antología de Pedro Mir (Alfaguara, abril 2013)



La poesía de Pedro Mir se nos revela siempre otra en su re-armado: característica propia de toda obra trascendente. En tal sentido, regresar a una reunión de sus trazos líricos, compilarlos otra vez, es producir una figura nueva con las mismas piezas del rompecabezas.
Existe una profusa bibliografía sobre la obra de nuestro Poeta Nacional, la que por lo regular destaca el basamento político-ideológico de gran parte de sus textos. Sin embargo, esta faceta, la más ponderada y acentuada, es sólo una de las fases de su obra –aunque sin dudas la más importante–, cosa que nos ha interesado destacar con esta antología. Nuestro criterio de selección, por tanto, ha sido una tentativa de arcoíris: en la unidad de un fenómeno mostrar una paleta diversa de colores. En busca de este efecto, escogimos poemas procedentes de prácticamente su ciclo vital y creativo completo, que se extendió desde 1949 hasta 1998 en términos de fechas de publicación. Mir vivió entre 1913 y 2000, datos indicadores de su rápido dominio del oficio y su extendida capacidad creativa. Los lectores hallarán, por ello, en un orden aleatorio, poemas sociales, románticos, políticos, eróticos e incluso bucólicos. Eso en cuanto a contenidos. Pero obtendrá lo mismo en la diversidad de formas: Mir produjo sonetos perfectos, tonadillas, poemas rabiosamente versolibristas, así como formatos cortísimos y amplios, dislocaciones de los espacios e interlineados, sangrados, subdivisiones, etc. Naturalmente, no hay mejor entrada a cualquier compilación poética de Pedro Mir que su texto cumbre, Hay un país en el mundo.
Habría que señalar una característica inesperadamente evolutiva de su lírica social: lo que en su momento fue una tendencia americanista bajo la atmósfera de la Guerra Fría: la polarización de las ideologías y las luchas antiimperialistas de nuestros pueblos, marcó una impronta positiva y propositiva en la poesía de Mir. Sus cantos por el hombre total, por el depauperado y por nosotros mismos; su amén de mariposas y sus viajes a la muchedumbre, fueron todos momentos de esperanza, de optimismo. El cantor de las masas que era Mir, sin embargo, parecía velar en su poesía lo que se devela, a raíz del fracaso de las luchas libertarias de ese entonces: una veta de negro pesimismo al comprender que el poema sólo puede denunciar, sancionar –dejar por escrito– la opresión, el crimen, el despojo, la miseria. Lo cierto es lo más notable: que en Mir podemos ver una inequívoca identificación entre su obra y su obrar, es decir, entre contexto de escritura y conducta vital.
Finalmente, es pertinente recordar que hay un país en el mundo, y que es el nuestro, donde, a exactamente cien años de distancia del nacimiento del Padre de la Patria Juan Pablo Duarte (1813), nace el Poeta Nacional Pedro Mir, el Poeta de la Patria. El azar siempre hace coincidir fechas felices.

León Félix Batista

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