domingo, 17 de marzo de 2013

¿QUÉ LEER? Caducidad (reseña)




Ibeth Guzmán
ibethguzman@gmail.com
http://www.listin.com.do/ventana/2013/3/15/269688/Caducidad

Hace poco tiempo que León Félix Batista dio a sus lectores la sorpresa de su nuevo libro, “Caducidad”. Este título permite un número ilimitado de inferencias, lo que obliga al lector a involucrarse de inmediato en una lectura intuitiva llena de curiosidad. Conforme esta búsqueda por el sentido avanza, se va tramando una suerte de trampa de la cual ya no se puede escapar. Pues los sentidos se van empapando de todo el espectro de situaciones confusas que van aconteciendo a un sujeto que no conocemos y al que solo atisbamos a adivinar en la significativa conjugación verbal de la primera persona. Esa inmersión lleva luego a diluir la frontera entre ese personaje y nosotros. Pues llega un momento en que la percepción se vuelve más nuestra que suya.

En cuanto a la forma, “Caducidad” es un libro que no se deslinda en los límites de la prosa poética ni en la lanza de un verso cortante. Es un constante caminar entre la catarsis de un yo tambaleante por la humareda de un lado de la modernidad que asquea y aturde. Una pestilencia que ata a los seres humanos hasta su inmundicia más elemental.

Ya en las postrimerías del libro se va orquestando una lección, una que se erige como una experiencia de vida en el personaje. Con este detalle la obra asume unos aromas que lo novelan, que lo colocan justo al borde de una narración. Pero no le suceden a este giro dos páginas para que el lector vuelva a navegar en los mares de un lirismo que lo absorbe y asimila.

Al oído, “Caducidad” resuena como río caudaloso empedrado con láminas de hierro. Una musicalidad estruendosa, que conduce el poema por los nichos de voces de antaño. Un recuento se sentidos que se unen y separan en las comparaciones más disímiles, en las metáforas más mórbidas.

El estilo de Félix Batista mantiene una doble coherencia. La histórica, que lo ha definido desde sus primeras producciones, y la teórica, perteneciente siempre a la corriente neobarroca hispanoamericana. Esta fidelidad conceptual hace que se pueda establecer una intertextualidad entre los propios textos del autor, hallando así una línea evolutiva en las producciones del autor.

Para comprender este libro es necesario ver la libertad como la plantea el poeta. Ser libre es expresar con todas las herramientas que posee el discurso aquello que atormenta una mente creativa. Aunque para ello es necesario camuflar el sentido con una dosis de humo que entretenga un poco para que la diana no estropee sus sentidos.

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