domingo, 9 de agosto de 2020

DISCURSO INAUGURAL 4to. FIP SANTO DOMINGO 2017


La poesía es la más alta realidad: la expresa, muestra, significa, logrando superar las fronteras de nuestra materialidad. Y no es tan solo otra realidad, acaso complementaria, sino precisamente la de mayor magnitud y trascendencia: aquella que parece con su peso específico poder combar el tiempo para sumarle espacio a nuestras vidas, marcadas por el yugo de lo cotidiano, de lo llano, de lo que parece útil, productivo, y que a la larga sirve solo como rampa de deslizamiento hacia la muerte anónima y sin trascendencia alguna.
Lo que persigue un evento en torno a la poesía como el este, nacional e internacional, no es más que persistir en esa idea, en un intento de remoción de los escombros de los derrumbamientos de la vida diaria y en el afán de recordar que el hombre y la mujer son más que cuerpos que pasan por pasar. Porque creemos en eso es que, luego de un período de forzoso receso, se relanza hoy el Festival Internacional de Poesía de Santo Domingo, que ha sido organizado por el Ministerio de Cultura desde 2007, el cual se constituyó en el primer festival poético dominicano en tener un gran impacto nacional e internacional, habiéndose colocado a la par de fiestas de la poesía similares en Iberoamérica como las de Medellín (Colombia), México, Granada (Nicaragua), El Salvador, Argentina, Brasil, Venezuela y otras naciones y ciudades, que llevan ya varias ediciones, entre otros de importante estatura cultural en el ámbito iberoamericano. En su momento el nuestro fue el evento poético por excelencia de toda el área del Caribe. Por decisión expresa y visionaria del señor ministro Pedro Vergés, volvemos a montar el Festival, 10 años después del primero, y atiborrado de novedades, renovado, dedicándolo además, en busca de prolongar su memoria y su palabra, al poeta Luis Alfredo Torres, quien alcanzaría un espacio prominente en nuestra ciudad letrada, como miembro de la importantísima Generación del 48.
El FIP 2017 retoña basado en los siguientes objetivos, entre varios otros:

 Divulgar la vida y la obra del poeta Luis Alfredo Torres.
 Incentivar, a través de la palabra y la memoria poéticas, la creatividad, la conciencia de la belleza y la justicia, así como la importancia de la cultura participativa en nuestro sistema democrático.
 Contribuir al encuentro, la interacción, el intercambio de ideas y la creación de vínculos sostenibles entre culturas y poetas de distintas generaciones y países.
 Estimular el encuentro o reencuentro de la poesía con el público.
 Promover la importancia de la lectura creativa en la educación pública y privada.

Esta edición del FIP cuenta con la presencia de más de 30 poetas, provenientes de 10 países: Argentina, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, España, Haití, Puerto Rico, República Dominicana y Uruguay, cubriendo de ese modo 2 continentes y 3 lenguas, así como Norte, Centro y Suramérica y el Caribe.
Nuestros poetas nativos se integrarán con nuestros invitados extranjeros para realizar Lecturas en: -4 Provincias (Baní, La Romana, Santiago, Provincia de Santo Domingo) y el Distrito Nacional. Las locaciones para las lecturas serán, o mejor, son desde ayer: -Centros Educativos -Bibliotecas -Centros Culturales -Universidades -Espacios públicos y -Medios de transporte urbano.
Mas no solo de lecturas de poesía vive un Festival. En tal virtud, el contenido del evento incluye Poesía musicalizada, Conversatorios, Puestas en circulación de libros, Distribución de afiches con poemas, Charlas, Distribución de CDs con poetas en sus propias voces y Talleres de escritura.
La concreción de los citados objetivos se pretende obtener a través de la implementación de distintas innovaciones en el desarrollo de la programación del evento: por ejemplo, a los talleres de escritura y ambientación literaria previos al evento que fuimos desarrollando en centros educativos del Distrito Nacional y de la Provincia de Santo Domingo, hay que adicionar, como novedades absolutas, las lecturas de poesía que haremos en el Metro de Santo Domingo, haciendo honor al concepto de Poesía en Movimiento y la participación, como justo esta mañana, de conversatorios y lecturas en programas de televisión en directo con los poetas invitados.
Otra de las actividades de sello peculiar será un Taller de Escritura Curativa, que dictará el poeta, ensayista y terapeuta de origen uruguayo Víctor Sosa, dirigido sobre todo a personas que hayan vivido una experiencia crítica o traumática, como pueden ser la violencia doméstica, social o por causa de los fenómenos atmosféricos que suelen azotar nuestros países. El objetivo primigenio de este taller es propiciar un tipo de curación por medio de la expresión escrita.
Finalmente, y por primera vez, el evento se inaugurará en la ciudad capital, pero la clausura será en la ciudad de Santiago, cubriendo de ese modo las 14 provincias de la Región del Cibao, después de que hayamos llevado nuestras voces al sur y al este de la isla.
El Comité Organizador, presidido por el ministro Vergés y compuesto por Cayo Claudio Espinal, Viceministro de Creatividad y Participación Popular, Ediltrudis Pichardo, Viceministra para la Identidad Cultural y Ciudadanía, Alexis Gómez Rosa, Director General del Libro y la Lectura y quien les habla, León Félix Batista, Director del Festival Internacional de Poesía, nos sentimos complacidos de invitar al país cultural a esta fiesta de la palabra más alta, de la más alta realidad: la poesía.
“Alta Realidad” de modo justo tituló, lúcidamente, Luis Alfredo Torres un libro suyo de 1970. Luis Alfredo, el poeta paria, el poeta abandonado por la sociedad, escribiendo sus poemas entre bellos y estridentes desde sus habitaciones en pensiones de mala muerte, desde fondas de comida muy barata y apoyado en el bastón de sus últimos años por las calles de Santo Domingo. Luis Alfredo, quien si alguna torre tuvo habrán sido los opúsculos grapados que imprimió, Dios sabe si escritos a la luz de los crepúsculos. Luis Alfredo, tan alejado del sur barahonero que lo viera nacer como de las hiper ciudades de New York y California donde creció, educó y formó. Luis Alfredo, cantando a Proserpina en la ciudad cerrada de intramuros y el oscuro litoral del río Ozama desdibujándose a sí mismo por sus grandes gafas de sol hasta de noche. Luis Alfredo Torres, ese enfermo lejano, que cantaba y cantaba hasta morir sentado, como lírica cigarra, en un banco de hospital en Ciudad Nueva. Tan frágil, Luis Alfredo, que hubo que buscarlo bajo la delgadez de su camisa con su propia linterna sorda. Y tan grande Luis Alfredo que la cruda realidad, la dura realidad, pudo hacerla más alta, pudo habitar en ella, por medio de la alquimia del poema.
Comienza el baile de las letras, hagámoslo permanecer pues, como nos dijera Luis Alfredo Torres en su “Canto a Proserpina”:

es justo que cantemos y gocemos
"porque seréis saciados".

LUIS ALFREDO TORRES Nació en Barahona, el 18 de octubre de 1935, y falleció en Santo Domingo el 1 de mayo de 1992. Fue poeta y periodista. Cursó la educación primaria en su pueblo natal y la secundaria en New York, en la Long Island City High School. También siguió estudios de Comunicación Social en el Instituto de Periodismo de Los Ángeles, California, ciudad ésta donde fue jefe de redacción del semanario bilingüe El Despertar Americano. En 1958 retornó a la República Dominicana integrándose inmediatamente a las actividades culturales, periodísticas y literarias. Laboró como columnista y redactor de los diarios El Caribe y La Nación. Perteneció a la Sociedad de Escritores Dominicanos, al Ateneo Dominicano y al Grupo del 48. Realizó una extensa labor de difusión cultural a través de la revista Ahora y fue uno de los fundadores de la revista de arte y literatura Testimonio. Su poema “Canto a Proserpina” figura entre los textos clásicos de la lírica nacional. Publicó los siguientes libros de poesía: Linterna sorda. Santo Domingo: Editorial Atenas, 1958. 31 racimos de sangre. Santo Domingo: Editora Comery, 1962. Alta realidad. Santo Domingo: s.n, 1970. Los bellos rostros. Santo Domingo: Editorial Horizontes de América, 1973. Canto a Proserpina. Santo Domingo: s. n., 1972. Ciudad cerrada. Santo Domingo: Editora Tribuna Hispánica, 1974. El amor que iba y que venía. Santo Domingo: Impresora Ángel, 1976. El enfermo lejano. Santo Domingo: s. n., 1977. Oscuro litoral. Santo Domingo: Impresora Ángel, 1980. Antología poética. Ediciones de la Biblioteca Nacional, 1985. En 2006 el Ministerio de Cultura (entonces Secretaría) publicó a través de la Editora Nacional, y en coedición con Ángeles de Fierro, “Canto a Proserpina y otros poemas” (Colección Poesía Esencial Dominicana del siglo XX)

(NOVIEMBRE DE 2017)


No hay comentarios:

Publicar un comentario